Jueves Santo...

 

 

Todavía estaba hablando, cuando de pronto se presenta Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes, de los escribas y de los ancianos. El que le iba a entregar les había dado esta contraseña: Aquel a quien yo dé un beso, ése es, prendedle y llevadle con cautela. Nada más llegar, se acercaron a él y le dice: Rabbí, y le dio un beso. Ellos le echaron mano y le prendieron.(Mc. 14, 43-46).

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Jueves Santo, día del amor fraterno, día en el que se instituyó la eucaristía en la que Jesús se quedó para siempre con nosotros. Tras la solemne misa de la cena del Señor, salen a la calle, en el día más grande para nuestra cofradía, Nuestro Padre Jesús Cautivo de las Penas, San Juan Evangelista y la Stma. Virgen de la Esperanza. Solemne día para un desfile procesional también solemne.

Con la adquisición de la imagen de Jesús Cautivo  en el año 2006 se llena el vacío que había en la estación de penitencia del Jueves Santo al desfilar desde el año 1971, solamente las imágenes de María y del discípulo amado, que tras ser testigo de amor en la mañana del Domingo de Ramos, vuelve a serlo  durante la tarde noche del jueves santo. Tres pasos y tres acompañamientos musicales entre el verde de esperanza de las capas de los sanjuaneros recorrerán el pueblo arriba y la parte baja, en años alternativos, para mostrar a toda Huelma las manos presas de Jesucristo, el ejemplo de amor del discípulo y la Esperanza Cristiana sobre trono de alpaca y verde oliva.

¡Qué los cipreses y los álamos de la Plaza de la Iglesia despunten a las estrellas cuando salga la Virgen de la Esperanza! (Juan de Dios Castro. Pregón de S. Santa 2002).

San Juan, el discípulo amado, se adelanta señalando por dónde se lo han llevado. Tras él, la Virgen de la Esperanza, después de una dificultosa y emocionante salida, dulce y bella, todo un símbolo de entereza, con su mirada al frente y ojos llorosos pero serenos. Su paso levanta multitudes y, al entrar en la Plaza de España, sus costaleros, a los acordes de la Banda de Música, con devoción y amor le cantan el “Dios te Salve María”. Momento especialmente emotivo es la subida por la calle de la Umbría camino del templo, cuando las Bandas entonan la marcha “Hermanos Costaleros” y ellos y ellas, a paso ligero, suben los tronos en volandas como dirigiéndose al cielo. ¡Merece la pena contemplarlo! ¡Merece la pena verlo! (Antonio León. Pregón de S. Santa 2005)

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